viernes, 22 de octubre de 2010

Cartas al director (IV)

La bomba atómica (en alusión al lanzamiento de la primera bomba nuclear sobre población civil el 6 de agosto de 1945)

Me gustaría replicar al editorial "El recuerdo de Hiroshima", aparecido el pasado 7/VIII/2010, en el que se pregunta el motivo por el cual Estados Unidos no lanzó la primera bomba atómica sobre un área sin población civil y sin muertes inocentes, es decir, sobre las montañas o el mar para demostrar su poderío sin causar víctimas civiles si tan preocupado estaba por salvar vidas. Durante mi estancia en la Universidad de Boston le hice la misma pregunta a mi profesor de periodismo y antiguo corresponsal James O'Donnell. Me contestó que casualmente le había preguntado lo mismo al presidente Harry Truman, que respondió sin pestañear:"¿Cuántas crees que teníamos?". Estados Unidos no iba a usar el ingenio nuclear, que había costado cantidades ingentes de dinero y esfuerzo de decenas de miles de personas de la más alta cualificación, para pegar fuego al monte o hervir agua. Si tan preocupados se muestran los japoneses por las víctimas de aquel terrible suceso, ¿por qué no se rindieron cuando Estados Unidos desembarcó en Okinawa en abril de 1945? En caso de haberse rendido hubieran logrado salvar la vida de más de 12000 soldados norteamericanos, de 50000 soldados japoneses y de más de 100000 civiles japoneses. Una palabra del emperador hubiese puesto fin a lo que psoteriormente resultó ser una carnicería. Y eso es el augurio de lo que se avecinaba con una invasión de las islas metropolitanas de Japón. La segunda bomba sobre Nagasaki se lanzó tres días más tarde para demostra que Estados Unidos no sólo tenía una bomba, como así creían los miembros más intransigentes del Estado Mayor japonés, que querían proseguir con la guerra hasta la destrucción total. Los que aducen razones racistas por no lanzar la bomba atómica sobre Berlín deben creer incrédulamente que los aliados estaban dispuestos a detenerse, esperar y seguir sufriendo bajas durante meses hasta tener lista una bomba para lanzarlas. Lo que no sucedió hasta agosto de 1945. Esto es impensable y una entelequia. Si la hubiesen tenido, la habrían lanzado, pueden estar seguros.

Artículo de James C. Townsend de La Jonquera aparecido en la sección 'El lector expone' de La Vanguardia del día 11 de agosto de 2010. Más adelante rebatiré algunos puntos de dicho artículo.

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