La noticia en forma resumida que voy a comentar a continuación fue expuesta a modo de opinión en el diario 'La Vanguardia' el día 1 de junio del presente año en la columna 'El runrín' de Màrius Serra. Si sois usuarios de las redes sociales, blogs y webs en más de una ocasión habréis utilizado captcha (acrónimo de "Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart"). Captcha (pronunciado de forma parecida a capture) es aquella palabrita difuminada que nos piden que descifremos antes de darnos permiso para introducir algún comentario o fichero. De un tiempo a esta parte los captchas nos proponen teclear dos palabras reconocibles en inglés que no están elegidas al azar sino que forman parte de un texto que alguien paga por digitalizar. El sistema se denomina Recaptcha y Google lo compró el pasado septiembre. Desde entonces, lo utiliza para digitalizar, entre otros, los archivos de The New York Times. Primero se escanea, pero como quiera que los programas de OCR (Reconocimiento Óptico de Carácteres en inglés) requiere correcciones, Recaptcha envía a la red paquetes de dos palabras distorsionadas por escáner. La primera es conocida. Sólo la segunda pertenece al texto que están corrigiendo, pero si el usuario de Facebook o Twitter teclea bien la primera deducen que también lo hará con la segunda (que es la que interesa realmente para el negocio), y aceptan su criterio. De este modo tan sibilino, sin notarlo siquiera, trabajamos de becarios para Google digitalizando The New York Times. Como no me gusta trabajar sin cobrar (como buen capitalista que soy) desde que lo sé, tecleo bien la primera palabra (imprescindible para confirmar el texto que quieres introducir) y mal, a posta, la segunda (palabra que han escaneado). Haced la prueba, funciona igual aunque teclees de forma incorrecta la segunda palabra. Como cuando quiero (que son bastantes veces, lo reconozco) tengo mala idea, intento que la segunda palabra se parezca mucho a la aparecida en pantalla (solo cambio una n por un m o cambios por el estilo). Si quieren que trabaje, que me paguen.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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