sábado, 5 de diciembre de 2009

Jordi Solé Tura

A media mañana de ayer nos sobresaltó una triste noticia. No por esperada dejó de impactarnos. Ayer murió Jordi Solé Tura, mi vecino. A escasos dos días para que se cumplan 31 años de la Constitución, la Carta Magna ha quedado huérfana de uno de sus padres. Jordi Solé Tura falleció ayer a los 79 años sin recordar, aquejado de Alzheimer, su gran contribución al crucial nacimiento. No me acostumbro a ver los terribles estragos que esta horrible enfermedad deja en los enfermos. Él representaba entonces al PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya). Después militó en el PSC y llegó a ministro de Cultura con Felipe González. De esa época recuerdo los gualdaspaldas que teníamos asignados en el bloque por motivos de seguridad. Uno delante de su puerta y el otro en la puerta del bloque. Como vecino coincidíamos muy poco y nunca nos negó ningún saludo cuando nos veíamos por la escalera. Esta tarde he asistido junto a mi padre y mi abuelo a la capilla ardiente instalada en el Palau de la Generalitat para dar el último adiós a Jordi Solé Tura. Desde que se ha abierto la capilla ardiente, a las 16,00 horas, no han dejado de acudir personas, unas 4.200, según los cálculos de la Generalitat, durante toda la tarde, de manera fluida pero constante, incluso sorprendiendo por la cantidad de gente a Albert Solé, hijo del fallecido. He firmado el libro de condolencias y me he llevado un recordatorio donde había un bonito poema de Miquel Martí i Pol. Líderes políticos de todas las ideologías han rendido tributo al ex dirigente del PSUC. Referente del antifranquismo, el mal de Alzheimer marcó la última etapa de su vida. Solé Tura era un intelectual de estirpe, que nunca ejerció como tal. No olvidemos que fue catedrático de derecho. Era un hombre de pactos y consensos. Siempre intentaba llegar, en la medida de lo posible, a acuerdos que satisfaciera a todas las partes. Podríamos decir que su actividad política estuvo marcada por la voluntad de consenso. Tuvo un origen humilde ya que en su primera juventud trabajó como panadero en la panadería familiar. Como he comentado, tras el naufragio comunista militó en el socialismo y fue ministro de Cultura con Felipe González. Nos ha dejado una buena persona y un gran político. Descanse en paz.

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