jueves, 15 de julio de 2010

Manifestación del 10 de julio (I)



A finales del mes pasado el Tribunal Constitucional falló en contra del nuevo Estatut de Catalunya. El viernes pasado el TC presentó los 881 folios de la sentencia contra el Estatut, justo un día antes de la gran manifestación programada por más de mil entidades de la sociedad civil catalana (ej. Òmnium Cultural) y de todos los partidos políticos catalanes (a excepción del Partido Popular de Catalunya y Plataforma por Catalunya). A pesar de los numerosos problemas que surgieron a la hora de organizar el evento al final todos los políticos catalanes (a excepción de los de siempre) asistieron en la cabecera de la marcha bajo el lema: Som una nació, nosaltres decidim (we are a nation. We decide). En esta manifestación asistieron entre 1.1 millones de personas (según calculó la Guardia Urbana) y 1.5 millones (según Òmnium Cultural). Lo que no es admisible son las fuentes de un diario de Madrid que estiman la asistencia en poco más de 50000 personas. Yo estuve en esta manifestación y fueron muchas más personas que la mitad del aforo del Camp Nou (una vez más desde la capital intentando intoxicar tergiversando la realidad). ¿Qué se sintió ante tal magnitud de marea humana que recorrieron las calles más céntricas de Barcelona? En realidad no recorrieron muchos metros ya que enseguida se colapsó los accesos a Paseo de Gracia. De hecho yo llegué al cruce de Rosellón con Paseo de Gracia y me quedé atrapado sin poder caminar nada durante más de hora y media. Parafraseando al gran Winston Churchill y adaptando su gran frase: Cataluña no se rinde (Catalonia shall never surrender!) Fuimos muchos catalanas a la gran manifestación, un día de julio en plena canícula veraniega para reclamar lo que es nuestro, para exigir nuestros derechos más fundamentales como ciudadanos catalanes. A pesar del sol, del calor y de ser festivo (yo estaba en la playa por la mañana y me desplacé a Barcelona en ferrocarril) muchos catalanes, de distinta procedencia, de distintas edades y de diferentes tendencias ideológicas gritaron al unísono la unidad frente al atropello del TC. España tiene que escuchar, debe escuchar el manifiesto leído al finalizar la gran manifestación. Som una nació. Nosaltres decidim.

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