La tele tradicional apura sus últimas horas. A partir de hoy y hasta el próximo viernes, más de 20 millones de personas de toda España sólo podrán ver la programación televisiva mediante la televisión digital terrestre (TDT). Viva la tecnología más tecnológica, como dirían mis abuelos. En el apagado de hoy se incluyen las zonas más pobladas –unos 16,5 millones de personas–, entre ellas las áreas metropolitanas de Barcelona (Collserola) y Madrid (Torrespaña). Las últimas zonas con televisión analógica se quedarán sin ella, como muy tarde, el próximo viernes. Según los datos del Ministerio de industria, el 90,5% de los hogares españoles acceden a los canales de TDT, ya sea mediante la señal terrestre o de una plataforma de pago –satélite, cable o ADSL–, y el 93% de las viviendas tienen adaptadas sus antenas. Estos datos corresponden a la última encuesta, de hace unos días, por lo que las cifras reales del día del gran apagón, que se produce hoy, deben ser algo más elevadas. Hasta aquí la noticia. Lo que es lamentable es la velocidad del gran cambio. La transición se ha realizado en tres fases y según los políticos, se ha avisado con tiempo. El Gobierno mantiene el calendario y desoye la petición del tripartito de retrasar el apagado unos días. Estoy de acuerdo con esa demora ya que no es normal la mala calidad de la TDT. Porque existen muchos municipios que no pueden ver la tele con un mínimo de calidad. La calidad de imagen tampoco es constante. Cuando hay alguna pequeña inclemencia meteorológica (lluvias, viento) la imagen desaparece (ya es clásico el aviso de 'sin señal'). Y eso tampoco tiene visos de arreglarse. En definitiva, cuando esté viendo mi serie favorita o una película de última hornada, tendré que cruzar los dedos y rezar en voz baja para que no sople mucho viento o no llueva en demasía. Y suma y sigue. En fin, como comenta mucha gente, de aquí a nueve meses, otro 'baby boom'. Para acabar, una última perla. El director general de Impulsa TDT, Andrés Armas, restó trascendencia a los posibles problemas. Indicó que "lo único" que puede pasar es que "algún despistado que no haya hecho los deberes" se quede sin ver la televisión hasta que compre un descodificador o sintonice adecuadamente la antena. Sobran las palabras. Tantas prisas para estar a la última y muchos ciudadanos a 'oscuras'. Tiempo al tiempo.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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