miércoles, 17 de marzo de 2010

Cartas al director (II)

Tengo 81 años, llevo veinte viviendo en Llafranc y nunca había pasado tanto frío como en estas últimas horas. El lunes [8 de marzo], a las cuatro de la tarde, e fue la luz. Han pasado cerca de 24 horas y aún no ha vuelto. No recuerdo nada semejante, ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra. Entonces estuvimos en condiciones de prever los bombardeos. Sabíamos que íbamos a quedarnos sin electricidad y a pasar mucho frío, y por ello nos proveímos de combustible y estufas. Me resulta imposible entender que un país próspero como Catalunya acepte esta situación. Los Pirineos están aquí al lado y deberían bastar para proporcionarnos energía eléctrica en cualquier circunstancia. Estoy particularmente preocupado por los hospitales, que espero dispongan de generadores, porque en caso contrario los enfermos van a caer como moscas, en especial los de más edad. En Palafrugell todo ha quedado paralizado. ¿Cómo es posible que semejante catástrofe esté sucediendo en un país civilizado? Yo no logro explicármelo. Y prefiero no entrar en detalles sobre los costes económicos del suceso, en la cantidad de dinero que perderán los hoteles, restaurantes y supermercados, con todos los alimentos pudriéndose en sus congeladores inutilizados. En fin, sólo espero aguantar el frío que estoy pasando y no pillar una neumonía. Podría ser fatal. Atentamente, Tom Sharpe (Llafranc).

Carta de los lectores aparecida en el suplemento central 'Vivir en la nieve' de La Vanguardia del miércoles, 10 de marzo de 2010.

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