La evolución humana siempre me ha fascinado. ¿Cuál fue nuestro ancestro común? ¿Cómo y cuándo se produjo la divergencia de nuestra línea evolutiva hasta llegar a lo que somos? ¿Hubo alguna rama robusta homínida que coexistiera con nuestros antepasados o fue una línea sin salida? Hay muchas preguntas y solo hemos vislumbrado algunas respuestas. De hecho mientras estudiaba la carrera de biología se hicieron varios descubrimientos que cambiarían el mapa evolutivo. El más espectacular y relevante fue el Homo antecesor hallado en Atapuerca por el equipo de Edual Carbonell. Nuestro concepto de H. habilis- H. erectus - H. sapiens también fue redefinido por completo. Se introdujeron nuevas especies a partir de restos fósiles hallados en África, la cuna del humanos. Los científicos todavía discuten si en realidad existieron tantas especies de Homo, Australopitecus, Ardipithecus...
Esta pequeña introducción viene a colación por la noticia científica del día. Cuando estudiaba biología en la universidad de barcelona ya se hablaba de un nuevo género, ardipithecus, a partir de restos fósiles y trozos de mandíbulas encontrados en un yacimiento del Chad. El descubrimiento, sin embargo, no se hizo oficial hasta no estudiar todo el yacimiento y tener más pruebas del hallazgo. Ya se puede afirmar la existencia del Ardipithecus ramidus, que ha tardado 17 años en ser presentado oficialmente en sociedad y es el ejemplar más completo encontrado del antepasado más antiguo de los seres humanos. Ahora lo hace con la pompa correspondiente al hallazgo de toda una generación en paleoantropología. Ardi, que es como la han bautizado, era hembra, medía 120 centímetros, pesaba unos 50 kilogramos y vivió en la famosa región de Afar en Etiopía hace 4,4 millones de años. Ardi es como mínimo un millón de años más antigua que Lucy, una hembra de Australopithecus afarensis. Como ya se sospechaba a raíz de los primeros fósiles encontrados, el antepasado más antiguo del hombre no era como el de los monos actuales lo que sugiere que la separación entre especies se produjo unos cuantos millones de años antes y que los caminos evolutivos de los seres humanos y los monos fueron muy diferentes. Pruebas biológicas sostienen que el último ancestro común de los humanos y los chimpacés debió de vivir hace seis o siete millones de años. El nuevo homínido significa un salto hacia atrás de más de un millón de años en el conocimiento de la estirpe del ser humano y, a pesar del completo estudio ahora presentado, las discusiones sobre cómo vivía, si verdaderamente andaba erguido y lo que representó en la evolución humana no han hecho más que empezar.
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