Este miércoles, en Barcelona, se vivió un hecho excepcional que hace que uno siga creyendo en la especie humana (a pesar de los acontecimientos que suceden todos los días en el mundo). Un hombre, sin apenas dudarlo, saltó a la vía del metro cuando vio caer a otra persona segundos antes de que llegara un convoy. Una inoportuna lipotimia fue el origen de toda la escena que se vivió en la estación de Catalunya cuando el reloj marcaba las 9.40 de la mañana. El joven, que cuenta con 27 años y que prefiere mantenerse en el anonimato, no considera que su acto pueda tildarse de heroicidad. "No me considero un héroe ni mucho menos, tampoco creo que yo deba ser el protagonista de la historia", explica en un texto remitido a LaVanguardia.com.
"Todo ocurrió muy rápido y creo que reaccioné de una manera instintiva", relata. "Vi a un hombre que no estaba en muy buenas condiciones caer a la vía y automáticamente comprobé el reloj del metro para estimar cuánto faltaba para que llegase el tren. Consideré que podía ayudarle sin comprometer mi vida y salté para apartarle a un lado". "Creo recordar que el hombre estaba inconsciente tras caer", continúa. "Tenía un golpe en la cabeza y otro en el brazo. Le aparté a un lado, debajo del saliente del andén y de los cables, y me coloqué encima suyo para evitar que levantase la cabeza o los brazos mientras pasaba el tren. Creí que habría espacio suficiente entre la pared y la parte inferior de las ruedas. Afortunadamente, así fue". A juzgar por el relato, corroborado por los testigos que presenciaron los hechos, no cabe duda de que nuestro héroe, a pesar de decir que actuó por instinto, se jugó el pellejo para salvar la vida de otra persona. No obstante, prefiere huir de cualquier tipo de protagonismo ya que, explica, otras personas presentes en la estación pusieron también su granito de arena a la hora de ayudar al desvalido. "Cuando el tren ya había parado completamente, con la ayuda de otras dos o tres personas le desplazamos hasta el espacio entre dos vagones y le sacamos de las vías. No me gustaría acaparar el protagonismo puesto que otras personas también ayudaron a la víctima", matiza. Por una simple casualidad, o quizás fuera el destino, quién sabe, este valiente se encontraba en el lugar adecuado en el momento idóneo. "No suelo coger el metro a esa hora puesto que suelo moverme en bici. Además llegaba tarde a trabajar. Fue pura coincidencia que yo estuviese delante cuando la víctima cayó. Afortunadamente, me había fijado en él desde que llegó al andén y vi el momento justo en el que ocurrió el accidente". Los servicios de emergencia, así como la Guardia Urbana y los empleados de TMB, agradecieron la rápida y efectiva actuación del joven cuando hicieron acto de presencia en el lugar. Sin embargo, no todos supieron reconocerle debidamente su acción: "Una pareja de Mossos y un agente de paisano actuaron de una manera prepotente, incluso agresiva", denuncia. Más allá de reconocimientos, el hecho de que la historia tuviera un final feliz, ya es premio suficiente para él: "Para mí ese agradecimiento (el recibido por, entre otros, la Guardia Urbana), el no haber sufrido ninguna lesión, y el que a la víctima tampoco le haya pasado nada grave es más que suficiente", sentencia.
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