Juego de tronos (III)

Sigo con el estreno de la semana y del mes. Antes de profundizar en la serie televisiva, un último apunte sobre las novelas. Desde que en 1996 la primera entrega de la saga ganó el Premio Nébula (uno de los más importantes del género fantástico) y el Premio Hugo, la legión de seguidores de la obra de Martin (entre los cuales me incluyo) no ha dejado de crecer, hasta convertirse en una auténtico fenómeno de masas, y parece que la serie televisiva no hará más que incrementar de manera exponencial el número de seguidores de la saga. El elenco de actores participantes, más parecido a una superproducción cinematográfica que a una serie televisiva, es espectacular y, quien más o quien menos, los conoceremos a casi todos, desde Sean Bean (Boromir en 'El señor de los anillos') como protagonista, hasta Mark Addy (Full Monty), Lena Headey (Terminator: las crónicas de Sarah Connor), Peter Dinklage (Vías cruzadas, Muerte en un funeral), Aidan Gillen (The Wire) y Jason Momoa (El nuevo Conan), entre muchísimos otros. Solo hace falta ver el primer capítulo de la serie para darse cuenta que todos y cada uno de los 60 millones de dólares invertidos en la primera temporada de 'Juego de tronos' (a razón de 5 ó 6 millones por capítulo) están llevado de manera magnífica a la pequeña pantalla. Rodada en Irlanda del Norte y Malta, la imagen está cuidada al detalle y, gracias al trabajo excelente de los guionistas, los cerca de sesenta minutos que dura cada capítulo pasan volando. Por si eso no fuera suficiente, los creadores contrataron los servicios de la llamada Language Creation Society (Sociedad de la Creación de Idiomas) para que crease un idioma y vocabulario específico para los salvajes y nómadas Dothraki, los diálogos de los cuales se nos presentan con subtítulos (algo parecido a lo acontecido con el idioma de los elfos de 'El señor de los Anillos' o el Na'vi en 'Avatar'). Van a ser diez episodios llenos de acción, violencia, amor, odio, luchas, traiciones, asesinatos, misterio, magia y terror.