Segundas partes nunca fueron buenas, y en este caso, el dicho se cumple perfectamente. Ya comenté hará un tiempo que en agosto del año pasado sufrí un cólico nefrítico. El dolor experimentado en aquella ocasión fue indescriptible. Dos veces al hospital, pruebas, análisis, ecografías, placas y calmantes. Por fortuna me recuperé y no volví a sufrir un cálculo renal hasta hoy. Y hoy ha sido incluso peor. El dolor era terrible tanto en la zona lumbar como en el abdomen. Dolor lacerante, profundo, irradiando a todas partes. Otra excursión en ambulancia (con sirena puesta incluida) y más pruebas. Al final, lo esperado. Otra piedra (o tal vez la misma del año pasado que no acabó de salir). La solución: reposo, beber mucho, volver a beber mucho y tener la fortuna de expulsarla. En eso estoy.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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