miércoles, 29 de diciembre de 2010

Investigación y ciencia (diciembre) (parte uno)

Durante muchos años, los físicos han buscado la teoría final que habría de unificar toda la física. Sin embargo, puede que estos científicos tengan que acostumbrarse a convivir con varias teorías. A continuación un pequeño resumen del intento por unificar las teorías de la física y desentrañar los secretos de la naturaleza en dos partes.

La (escurridiza) teoría del todo (Stephen Hawking y Leonard Mlodinow):

Unos cuantos conceptos básicos antes de profundizar en el tema. El trabajo de Stepehen Hawking sobre los agujeros negros y el origen del universo puede calificarse como uno de los pasos más concretos encaminados a conciliar la gravedad y la física cuántica en una teoría del todo. Actualmente, la teoría de cuerdas constituye el principal candidato unificador. Sin embargo, ésta admite cinco formulaciones diferentes, cada una de las cuales sólo es aplicable en un conjunto restringido de situaciones. Esas cinco teorías de cuerdas se hallan conectadas matemáticamente. Dicha red, denominada teoría M, bien podría ser la teoría final. En su reciente obra, Hawking y Mlodinow argumentan que la búsqueda de una teoría final quizá no produzca un conjunto único de ecuaciones. Toda teoría, afirman, lleva asociado su propio modelo de realidad, por lo que intentar determinar la verdadera naturaleza de la realidad quizá carezca de sentido.

La ciencia tradicional se basa en la creencia de que existe un mundo exterior con propiedades bien definidas e independientes del observador (realismo filosófico). Sin embargo puede existir otra posibilidad, esta es, el concepto de realidad puede depender de la mente del observador. Es decir, el mundo que conocemos no es sino el constructo de la mente. A fin de cuentas, no hay forma de excluir al observador (nosotros) de su percepción del mundo. La realidad que describe la teoría cuántica supone una ruptura radical con respecto a la física clásica (newtoniana). En mecánica cuántica las partículas no poseen posiciones ni velocidades definidas. Sólo adquieren tales atributos cuando un observador los mide (nota personal: para una mejor comprensión recomiendo leer el fantástico libro 'el enigma cuántico' de Bruce Rosenblum y Fred Kuttner, colección Metatemas, editorial Tusquets, junio 2010). En algunos casos, los objetos individuales ni siquiera tienen una existencia independiente, sino que existen sólo como parte de un conjunto mayor. El pasado (al igual que el futuro) es indefinido y existe sólo como un espectro de posibilidades, a diferencia de la física clásica donde el pasado existe como una serie definida de eventos. Como consecuencia de todo lo explicado anteriormente, adoptamos un punto de vista denominado realismo dependiente del modelo. De acuerdo con esto, carece de sentido preguntarse si un modelo es real. Lo único que procede cuestionarse es si el modelo (por norma general, de naturaleza matemática) se halla o no en acuerdo con las observaciones. Si dos modelos concuerdan con el experimento, ninguno de ellos puede considerarse más real que el otro.

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