Hoy hace una semana que murió el ex presidente del COI Juan Antonio Samaranch. Pasado un tiempo prudencial de duelo estaría bien comentar, aunque solo sea de forma superficial, el papel que ha desarrollado en el mundo del olimpismo y la política. Es innegable que como presidente del COI tuvo una gran influencia para que Barcelona acogiera los Juegos Olímpicos del año 1992. Desde ese órgano de poder pudo trabajar sin descanso para traer a España unos JJOO. Posteriormente intentó repetir la jugada con los JJOO de Madrid. Sin embargo para entonces ya no era presidente del COI y su influencia había menguado considerablemente. También se debe a Samaranch la transformación del movimiento olímpico, el fin de las disputas internas y la unión de los países a través del deporte olímpico. China y Rusia han llorado como nadie la muerte de Samaranch. Es conocido la alta estima que tenía Samaranch hacia el pueblo ruso (llegó a ser embajador en Moscú). Incluso en Rusia se le compara con el barón Pierre de Coubertain. También fue el artifice de que Pekin celebrara los JJOO del 2008, defendiendo al gigante asiático cuando muchos países pedían el boicot de esos Juegos. La otra cara de la moneda la encontramos en el mundo anglosajón. La llegada a la presidencia del COI restó peso al lobby anglosajón que tradicionalmente ha tenido un gran peso en el mundo del olimpismo. Se le critica su permisibilidad con los casos de consumo de drogas de los atletas, los escándalos de corrupción de muchos miembros del COI (especialmente doloroso es el caso de Salt Lake City). Durante su presidencia permitió la transformación de los Juegos hacia un excesivo mercantilismo matando los ideales y perdiendo su independencia. Sin embargo, los reproches y críticas más encarnizadas contra la figura y persona de Samaranch se deben a su pasado franquista. No es de recibo que sólo un año antes de la muerte de Franco continuara haciendo el saludo fascista. Nunca se ha escondido de su ideología de ultraderecha a pesar de los más de treinta años desde el fallecimiento del dictador. Samaranch colaboró con Franco (eso es un hecho), sus discursos entorno al régimen franquista fueron, cuanto menos, ambiguos, y "nunca se retractó" de ello. Como hombre inteligente que era, sirvió al franquismo (algo deplorable) y se sirvió del franquismo para conseguir sus objetivos dentro del mundo del deporte. Se seguirá escribiendo sobre Samaranch, pero sus logros quedarán para siempre entre nosotros (a pesar de su ideología). DEP.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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