El pasado jueves, Barcelona tributó el último homenaje al que fuera Presidente de Honor del COI, Juan Antonio Samaranch (nacido el 17 de julio 1920 y fallecido el 21 de abril de 2010), fallecido un día antes por fallo multiorgánico tras entrar en parada cardiorrespiratoria. La Familia real, autoridades políticas y la élite deportiva despidieron al ex presidente del COI. Fue un adiós sentido, más que despedirse de él, fue Samaranch quien se despidió de todos nosotros (Samaranch no dejó cabos sueltos ni para organizar su propio funeral). El féretro que fue portado por diversos deportistas como Rafael Nadal y David Barrufet, entró en la catedral de Barcelona con la puntualidad que le gustaba al difunto. La bandera olímpica cubrió el féretro y sonaron los acordes de Amigos para siempre, en la versión de Sarah Brightman y Josep Carreras. Juan Antonio hijo pidió en un agradecido discurso que el legado de su padre sea convertido en una fuerza del bien. En la homilía, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, recurrió a pasajes "deportivos" de los textos sagrados. También el Papa envió un mensaje de condolencia a través del número dos del Vaticano, el cardenal Bertone. Las cenizas de Samaranch ya descansan en el parteón familiar de Montjuïc, al lado de las de su esposa, María Teresa Salisachs fallecida en el año 2000. Emoción en el olimpismo:
"He sabido, con enorme tristeza, la muerte del presidente de honor vitalicio del COI, Juan Antonio Samaranch. Al asumir la presidencia del Comité Olímpico Internacional en circunstancias difíciles en los primeros años, y ante múltiples desafíos, Samaranch con su talento excepcional, su visión de líder y su entrega a la causa olímpica supo conjuntar todo el movimiento olímpico y conducir el COI a la altura de un organismo auténticamente universal y con un prestigio sin par. La muerte de Samaranch es una pérdida irreparable tanto para todo el movimiento olímpico como para mi personalmente".
He Zhenliang, presidente honorario del comité olímpico chino.
"He sabido, con enorme tristeza, la muerte del presidente de honor vitalicio del COI, Juan Antonio Samaranch. Al asumir la presidencia del Comité Olímpico Internacional en circunstancias difíciles en los primeros años, y ante múltiples desafíos, Samaranch con su talento excepcional, su visión de líder y su entrega a la causa olímpica supo conjuntar todo el movimiento olímpico y conducir el COI a la altura de un organismo auténticamente universal y con un prestigio sin par. La muerte de Samaranch es una pérdida irreparable tanto para todo el movimiento olímpico como para mi personalmente".
He Zhenliang, presidente honorario del comité olímpico chino.
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