La Monumental de Barcelona acogió ayer [por anteayer] un espectáculo taurino de alta tensión emocional. Las 18.000 personas que llenaron el coso no sólo fueron a disfrutar del toreo de José
Tomás, Juan Mora y Sefarín Marín, sino a participar de una ceremonia histórica: la última tarde de toros en la capital catalana. La prohibición de las corridas a partir del 1 de enero de 2012 (decidida por los votos nacionalistas y parte del PSC en el Parlament) ha condenado al cierre la emblemática plaza, en la que tanto el sábado como el domingo se escucharon gritos de: "libertad, libertad!". (1)
En efecto, la abolición de los espectáculos taurinos es en primer lugar un ataque a la libertad de los ciudadanos, a los que se les niega el derecho de asistir a un espectáculo (2) que tiene una tradición secular (3). Los animalistas brindaron en el exterior de la plaza por la prohibición (4). Sin embargo, por respetable que sea la posición de los antitaurinos (5), no fue la piedad por el sufrimiento del toro lo que llevó a los nacionalistas catalanes a prohibir la fiesta. Entre otras cosas la cría de los toros de lidia sólo se justifica por las corridas (6). Y es un insulto a la inteligencia defender esta abolición y blindar los llamados correbous de los pueblos catalanes, donde el toro sufre de la misma manera (7).
La verdadera intención de CiU, ERC y el PSC era y es erradicar de Catalunya uno de los símbolos de España (8), olvidando que los toros forman parte de la tradición cultural catalana (9) y que Barcelona ha sido una de las capitales más importantes del espectáculo taurino en el siglo XX (10).
Desde que el Parlament dio luz verde a lo que es una auténtica aberración (11), el mundo taurino ha intentado encontrar las vías legales para poder anular la prohibición (12). Incluso desde el nacionalismo catalán se han alzado voces que consideran excesiva la prohibición (13). Sin embargo, los promotores de la iniciativa no han querido rectificar. Entre los aficionados que abarrotaron la Monumental (14) había numerosos dirigentes del PP y una ex ministra del PSOE (15), Carmen Calvo, quién advirtió "no será la última tarde de toros en Cataluña" (16), porque el PP recurrió la decisión ante el Constitucional (17). En su opinión, y en la de muchos otros juristas (18), la Generalitat se ha extralimitado en una competencia que el Estado le cedió, pero para que regulara los espectáculos taurinos, no para que los prohibiera (19).
Sin embargo (20), no es probable que el Constitucional resuelva el recursos antes de un par de años, por lo que sólo queda un camino para anular la abolición antes de que la Monumental desaparezca (21), y es que el Gobierno que salga de las elecciones del 20-N (22) proponga al Congreso la declaración de bien cultural para los toros, lo que situaría a la ley catalana en una inconstitucionalidad sobrevenida (23). Incluso el Gobierno francés ha aprobado este reconocimiento para la tauromaquia (24). Por tanto, un hipotético Gobierno del PP (25) estaría política y moralmente obligado a aprobar una iniciativa que a lo mejor permite a la Monumental seguir abierta (26).
Opinión sin firma aparecida en el diario 'El Mundo' Catalunya.
Nota: mañana publicaré una escueta lista de respuestas a esta farsa de opinión (mejor tildarla de provocación).
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