Una vez más tengo que hablar de política. Una vez más tengo que hablar de los que hacen política, los políticos. Y una vez más no puedo hablar bien ni de una cosa ni de la otra. A pesar de tomarme un tiempo para reflexionar las palabras y frases que voy a utilizar, me hierve la sangre profundamente. Entremos en materia. En el último pleno de la Cámara catalana celebrado anteayer el Parlament blindó los 'correbous' dos meses después de prohibir los toros. Se aprobó el proyecto de ley que regula un tipo de festejos taurinos de gran raigambre en las Terras de l'Ebre. Cierto es que la ley busca evitar el maltrato de los animales y regula su sacrificio pero la realidad es que los 'correbous' están legitimados por obra y gracia de los señores de CiU, ERC, PSC y PP. Para que nos entendamos, la misma cámara que hace dos meses prohibió los toros ha decidido proteger los 'correbous'. La diferencia entre una fiesta y otra existe (eso es obvio). Pero esa diferencia no basta para negar que la crueldad hacia los animales está presente en ambas (¿acaso no es crueldad meter fuego en las astas de los toros, estiralos con sogas o tirarlos al agua?). Se asusta al toro, se le estresa y se le lleva al borde del salvajismo. Como en las corridas tradicionales, también en los 'correbous' el animal acaba siendo el hombre, con la única diferencia de que en este caso el hombre lleva barretina (palabras textuales de Pilar Rahola en su columna de opinión de hoy en 'La Vanguardia'). Una vez más la gran mayoría de los políticos del Parlament (aunque se podría extrapolar en cualquier cámara de cualquier país, sin ánimos de generaliza) justifican una práctica de doble moral, interés electoral y falta de coherencia (estos adjetivos son sinónimos de políticos). Es decir, una vez más ha primado el más inmediato interés electoral sobre la coherencia ética en la que quiso arroparse la prohibición de julio. Se hace un flaco favor a la nueva ley, socava la base de la abolición, decepciona a los animalistas y perjudica a toda la clase política (algo que al parecer ya están acostumbrados y tampoco les preocupa). Mención especial merece el posicionamiento de los catalanistas CiU y ERC. Ambos partidos han vendido sensibilidad animalista cuando la tortura era castiza (mesetaria), y se han olvidado de ella cuando la barbarie habla catalán. Eso tiene un nombre. Hipocresía. Esta doble moral, este comportamiento tendencioso solo me produce asco y repugnancia. Decepción, no (sólo me decepcionaron la primera vez, ahora ya sé de que pie cojean). Que esta gente sin ética, sin moral, embusteros y embaucadores legisle y controle los derroteros del país me causa perplejidad, asombro (aunque cada vez menos) y vergüenza ajena. Está claro, esta gentuza parlamentaria no merecen mi confianza, no merecen el pan que comen, no merecen representar a un país con la tradición y la historia como es Catalunya (o España, puestos a escoger). Esta gente no tiene aptitudes, ni actitudes, ni talante, ni coherencia. No sé si lo hacen mal porque no saben (lo cual ya tiene delito) o porque son malos (tienen mala fe). El resultado es el mismo. Desde luego no pienso votar jamás a gente así. Mi voto para las próximas elecciones (autonómicas) y para el resto (hasta que me muera) es claro e inequívoco; voto en blanco. ¿Por qué? Creo que no es necesaria una respuesta.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
el todo por un voto es vergonzoso
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