Nos ha dejado un mito del deporte, el cáncer se ha llevado a un deportista joven. El pasado 31 de agosto falleció en París a los 50 años Laurent Fignon. No creo que haya mucha gente en este planeta que no conozca a Laurent Fignon, ni siquiera los ajenos al mundo del ciclismo. Quien más y quien menos reconoce a "le professeur", gafas redondas de intelectual, cola rubia recogida atrás y un semblante que emanaba inteligencia. El gran ciclista francés nos deja a los cincuenta años tras no poder superar un cáncer detectado hace un año. La cara amarga de la figura gala fue sus devaneos con el dopaje (reconoció haber consumido anfetaminas y corticoides) y su poco disimulado mal carácter. La carrera profesional de Laurent Fignon empezó en 1982 y terminó en 1993. Tomó el relevo de Bernard Hinault (del que llegó a a ser lugarteniente en su mismo equipo) y terminó su andadura profesional cuando se iniciaba la hegemonía de Miguel Indurain. Entretanto luchó contra grandes rivales como Perico Delgado y Greg Lemond. Sus logros más significativos son el Tour de Francia de 1983 y 1984 (este último con sólo 23 años), nueve etapas totales en el Tour, el Giro de Italia de 1989 y la Milán-San Remo de 1988 y 1989. Sin embargo se le recordará por haber perdido el Tour de 1989 (el legenario Tour que defendía Perico y que en la prólogo llegó diez minutos tarde). En aquella ocasión quedó a sólo 8 segundos del norteamericano Greg Lemond (la distancia más corta de la historia de la ronda francesa) y Perico quedó tercero. Después de ganar su segundo Tour consecutivo no tuvo suerte en las siguientes ediciones. Se perdió la edición de 1985 por una lesión en la rodilla y no terminó las ediciones de 1986 y 1988. Tras su retirada, Laurent Fignon se involucró en la organización de carreras ciclistas y fue comentarista del Tour de Francia en France 2. En junio de 2009 Fignon publicó su autobiografía, éramos jóvenes y despreocupados ("Nous Etions Jeunes et Insouciants"), y poco tiempo después le diagnosticaron su enfermedad, que nunca quiso ocultar. Laurent Fignon deja un centro ciclista que lleva su nombre en los Pirineos, en Bagnères de Bigorre, al pie de las montañas que le vieron escalar como los ángeles en su juventud. En una de sus última declaraciones sobre el cáncer explicó: "Al principio pasé dos o tres meses paralizado, no hacía nada, sólo pensaba en la enfermedad. No es fácil aceptar que es tu propio cuerpo el que lucha contra ti. Ahora ya no. Intento vivir con la máxima normalidad". Lástima que no pudieses ganar la 'carrera' más importante de tu vida. Lo intentaste, luchaste bien dando una pedaleada tras otra buscando una victoria que al final te fue esquiva. D.E.P. genio del ciclismo dentro y fuera de la carretera.
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Hace 1 año
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