Pasaron las 24 horas de la huelga convocada por los sindicatos mayoritarios como respuesta a la Reforma Laboral (nueva ley del trabajo) aprobada por el Gobierno socialista (un eufemismo poco afortunado). Hubo huelga, pero no fue general. Como de costumbre las cifras no cuadran. El Ejecutivo cifra en un "moderado" 7,5% el seguimiento de la jornada de huelga frente al enfervorizado balance del 70% calculado por los sindicatos. Estos sindicatos son ineptos, corruptos, reaccionarios y para colmo, embusteros. Un dato fiable es el consumo de electricidad que se puede saber de forma inmediata. Según lo constatado el consumo energético descendió un ligero 14% comparado con un día laborable. Eso es un dato objetivo. A pesar de ello los dos líderes sindicales de UGT y CC.OO., Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, han coincidido en calificar la huelga general en España de "éxito rotundo" (y no les cae la cara de vergüenza, claro, tienen muy poca). Que estos vividores a cuenta del erario público que ignoran la realidad del trabajador, nos mientan de forma tan lasciva es inadmisible. Muchos sindicalistas no trabajan (pobrecillos) sinó que viven del cuento (viva la picaresca). No quiero entrar en detalles ya que el objetivo de esta entrada es informar de los acontecimientos más destacados de la jornada de ayer. Ya hablaré de este colectivo tan patriótico como son los sindicatos (mejor sería llamarlos sicarios mafiosos y corruptos). Los sindicatos finalizaron la jornada de huelga general de ayer con su enésima petición al Gobierno para que rectifique su política económica y frene la reforma laboral aprobada. Bajo el lema, 'Rectificación ya', los líderes sindicales se concentraron en las principales ciudades del país para trasladar su instancia al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero (me surge una duda: si las medidas vienen impuestas de Bruselas, ¿para qué necesitamos un Gobierno español si tiene las manos atadas?), al tiempo que el ministro de Trabajo (mejor sería llamarlo ministro del Desempleo), Celestino Corbacho, comparecía para calificar de "desigual" y "moderado" el seguimiento de la jornada de paro. Y para colmo la jornada se vio enturbiada por los graves altercados violentos registrados en Barcelona. Los de siempre causando los disturbios de siempre. Por desgracia hay cosas que no cambian en este país y aunque nos quieran vender la moto de ser un país moderno, social, democrático y de derecho, la triste realidad es que vivimos en una sociedad decimonónica.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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