miércoles, 29 de septiembre de 2010

Investigación y ciencia (septiembre)

Tras una década de intentos fallidos, una nueva generación de vacunas y medicamentos contra el VIH, la gripe y otras enfermedades persistentes basados en ADN son ahora objeto de nuevos ensayos clínicos.



Fármacos basados en ADN (Matthew P. Morrow y David B. Weiner):

Tres conceptos básicos antes de entrar en materia. A pesar de la confianza en las vacunas y terapias basadas en plásmidos (anillos de ADN exógeno) para el tratamiento y prevención de enfermedades, en los primeros ensayos clínicos se comprobó su escasa eficacia. Sin embargo las mejoras en los plásmidos y los nuevos métodos para su administración han incrementado su potencia de forma significativa. En las últimas etapas de los ensayos clínicos con humanos se ha demostrado que los plásmidos cumplen con las expectativas esperadas.

Funcionamiento:

Los componentes fundamentales de la vacuna (plásmidos construidos para portar genes que codifican una o más proteínas de un patógeno) hacen que las células del receptor sinteticen esas proteínas, pero sin contener las instrucciones necesarias para generar el patógeno entero (la vacuna no conlleva la presencia del patógeno en el organismo). De esta forma con solo introducir un anillo de ADN portador de un gen, se induce la inmunidad que protege contra un patógeno completo.

Ventajas de las vacunas de ADN:

  • Seguridad y simplicidad.
  • Fabricación más rápida que algunas vacunas tradicionales.
  • ADN estable a temperatura ambiente.
  • No provoca ninguna respuesta inmunitaria (sólo la proteína codificada por el gen del plásmido, una vez sintetizada por las células, atrae la atención de los guardianes inmunitarios).

Problemas detectados:

Débil respuesta inmunitaria debido a que los plásmidos no alcanzaban a un número suficiente de células. Por ello es necesario mejorar la técnica para incrementar la efectividad de las vacunas.

Mejora de la técnica para estimular la incorporación de los plásmidos a las células:
  • Administración más eficaz. Inyección sin aguja (ej. parches transdérmicos). Se administra la vacuna en la piel donde se concentran las células inmunitarias. Electroporación. Mediante una estimulación eléctrica suave se aumenta la incorporación a las células de los plásmidos administrados mediante una inyección con aguja (se forman poros transitorios en las membranas celulares).
  • Diseño optimizado de plásmidos. Optimización de codones (se sabe que los aminoácidos se designan mediante más de un codón al traducirse el ARN mensajero en proteína, pero las células se decantan por uno de esos codones sinónimos y lo traducen con más eficacia que los otros). Optimización de una secuencia líder (ADN situado al inicio de cada gen) para mejorar la estabilidad de la proteína resultante.
  • Estimulación de la respuesta inmunitaria mediante adyuvantes. Los adyuvantes (sustancias que estimulan a las células inmunitarias) son codificados por los genes añadidos a los plásmidos.

Técnica multiusos:

Los tratamientos basados en ADN suministran un gen para tratar una dolencia. Sin embargo, a diferencia de la terapia génica tradicional, el plásmido no se integra de forma permanente en el genoma del receptor ni permanece para siempre en las células (se evita algunas de las complicaciones que han obstaculizado el progreso de las terapias génicas).
  • Vacunas para prevenir la enfermedad. VIH y gripe.
  • Tratamientos que estimulan el sistema inmunitario contra enfermedades en curso. Hepatitis C. Tumores inducidos por el papiloma humano. Hepatoma. Melanoma.
  • Tratamintos que sintetizan las proteínas necesarias. Insuficiencia cardiaca congestiva. Retraso en el crecimiento provocado por una inmunodeficiencia combinada grave ligada al cromosoma X.

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