Hace más de un año y medio, cuando comenzaba mi andadura por la blogesfera, una de las primeras entradas de mi blog fue la consulta de independencia en Arenys de Munt. Se iniciaba así un proceso de consultas no vinculantes en algunos municipios catalanes que terminaron ayer en la Ciudad Condal. La consulta popular sobre la independencia celebrada en Barcelona este domingo ha logrado movilizar a 257.645 ciudadanos, cifra que equivale a un 21,3% del censo electoral oficial de la capital catalana. Los datos son lo de menos. Tras el escrutinio, el resultado es del 89,7% a favor de la independencia y del 8,8% en contra. Los votos en blanco son del 1,22% y los votos nulos representan una cifra insignificante del 0,05%. No es un secreto mis ideales políticos. Estoy de acuerdo con la independencia de Catalunya, no por las ansias de ver a España desvinculada de las tierras catalanas, sino por puro pragmatismo. Es preferible que te robe solo una administración (Catalunya independiente) que no dos (Gobierno español y Generalitat de Catalunya). Solo por ese pequeño detalle merece la pena e esfuerzo de independencia. De todas formas no fui a votar. Muy buen tiempo en Barcelona para perder el tiempo en tonterías. Una votación no vinculante, sin apenas publicidad y sin apoyos políticos no merece la pena. Desde la manifestación del verano pasado en Barcelona contra la resolución del Tribunal Constitucional que recortaba muchas competencias del Estatut no me creo nada. División del poder político y la sociedad civil catalana. Lo de siempre. Así que estas consultas no van a cambiar nada. Mientras manden los mismos y detenten el poder los mismos hipócritas y vividores aquí no cambiará nada. Mejor aprovechar el tiempo en menesteres más productivos. Por fortuna ya terminó toda esta pantomima.
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