La invasión de las nuevas tecnologías hace tambalear las normas básicas de educación. Estamos viviendo una invasión del espacio público y doméstico que cambia nuestras costumbres. Actualmente no existe un código deontológico sobre el buen uso de las nuevas tecnologías. La línea entre la buena y la mala educación no está marcada. Si antes el reloj era el distintivo de clase, ahora lo son los aparatos eléctricos. El protocolo, según Pablo Batlle:
¿Es correcto hablar por móvil en el asiento del AVE?
Sólo si es para una respuesta rápida y en tono de voz discreto. Si no, hay que ir a la plataforma. Y sobre todo evitar el escándalo de los timbres a todo volumen o con músicas estridentes.
¿Queda feo dejar el móvil en la mesa en el restaurante?
Lo normal es dejar el móvil en el bolsillo y en silencio. Sólo si se espera una llamada urgente tiene sentido y hay que avisarlo a los otros comensales y salir fuera del restaurante para hablar.
¿Los e-mails tienen también un modelo de urbanidad?
Las formas no deben olvidarse. No cuesta nada perder un instante para saludar correctamente o despedirse de las personas. Se deben personalizar y humanizar los mensajes.
¿Hay que atender de noche los correos electrónicos o los SMS?
Si a partir de cierta hora no tenía sentido llamar por teléfono, tampoco debe esperarse una respuesta a un correo o un mensaje de noche o en los fines de semana.
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