martes, 29 de marzo de 2011

Lécitos de fondo blanco


Un poco de historia material del mundo clásico.
Este vaso se inscribe dentro de las producciones áticas de fondo blanco, que surgen de manera sincrónica con los vasos de figuras rojas en el último tercio del siglo VI a.C. El hecho de que las figuras no hayan sido trazadas como siluetas negras con incisiones para marcar los detalles y que se haya utilizado el contorneado de las figuras con barniz diluido debe hacer pensar que este vaso se realizó en un momento avanzado del siglo V a.C. En concreto, esta obra es atribuida al Pintor de Thanatos, activo entre los años 445 y 425 a.C.
La técnica ática de fondo blanco consistía en el recubrimiento de una parte del vaso (normalmente la zona central) con un engobe blanco que, tras la cocción, un característico color marfil. El color blanco se convierte así en un excelente fondo para la decoración figurada policroma típica de estos productos. Desde mediados del siglo V a.C., se emplearon colores al temple (rojo, amarillo, azul, verde, rosa, malva) para ejecutar los detalles del atuendo o los objetos que formaban parte de las escenas representadas. El hecho de que se aplicaran estos colores tras la cocción explica el mal estado de conservación de estos ejemplares. Aunque esta técnica se aplicó mayoritariamente para decorar los lécitos, no es extraño hallar algunas cílicas decoradas con el mismo procedimiento. Con el tiempo, estos vasos alcanzaron gran tamaño; el de la fotografía posee casi medio metro de altura.
Estos vasos no eran abundantes y solían hacerse por encargo. Dada la fragilidad de su decoración no se tratan de objetos cotidianos sino más bien dirigidos al ámbito funerario. Por ello se convirtió en el recipiente por excelencia para conservar los perfumes depositados en las tumbas como ofrenda funeraria. También eran utilizados una sola vez en el curso del ritual deposicional. Esta característica explica que su temática decorativa se fuera decantando hasta especializarse en escenas relacionada con la muerte y sus ritos: la exposición del cadáver (prothesis), el transporte del muerto por los genios alados Hypnos y Thanatos, el pago a Caronte, el muerto ante su tumba, la visita de la tumba por sus allegados, etc., convirtiéndose en una de las fuentes iconográficas más productivas para acercarnos al ambiente que rodeó la muerte entre los antiguos griegos y al imaginario relacionado con este acontecimiento ritual. En el caso de la fotografía, un guerrero muerto es transportado por Hypnos (dulce e imberbe) y por Thanatos (rudo y barbado). En el fondo se representa la estela funeraria, coronada por un casco corintio (lo que evidencia la condición militar del fallecido) y decorada con diversas bandas que atestiguan la frecuencia de las visitas a la tumba por parte de sus amigos y familiares. El grafismo de los dibujos es esencial y la policromía limitada. El tratamiento de las figuras muestra un dibujo suelto, elegante y muy efectivo, reflejo de la gran pintura mural ateniense. Actualmente el vaso se puede ver en el Museo Británico.

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