Dos noticias de impacto para el barcelonismo. El entrenador del equipo filial, Luis Enrique, deja la disciplina del Barça al terminar esta temporada. Según el asturiano ya ha cumplido un ciclo como entrenador y le gustaría preparar a un equipo de primera división. Mucha suerte para el bueno de Luis Enrique. La segunda noticia es un mazazo terrible para un jugador del primer equipo. Eric Abidal ha sido intervenido quirúrgicamente para extirparle un tumor hepático. Por fortuna parece que se le ha cogido a tiempo y se espera una total recuperación para el bravo defensa blaugrana. Ahora reproduciré el análisis deportivo que el periodista Dagoberto Escorcia ha desgranan hoy en 'La Vanguardia'. No tienen desperdicio y pone todos los puntos sobre las ies (se puede decir más alto pero no más claro).
Noticias como las que sacuden hoy las entrañas del Barça deben de ser las que seguramente alegrarán el ánimo de los madridistas más radicales y desalmados, esos que un día piensan que los árbitros ayudan al Barça a ganar los partidos, al otro sostienen que los rivales utilizan a sus suplentes para enfrentarse al campeón y que los defensas no entran con la misma dureza a Messi que a Cristiano Ronaldo, o escriben que a Messi hay que pararlo por lo criminal o por lo civil, y en otra mañana advierten que el calendario suele favorecer al líder de la liga y en una noche de efervescencia achacan el éxito del equipo azulgrana a tener médicos de dudosa reputación y aprovechan que el río pasa por ahí para sostener que hay que hacer controles antidopaje más rigurosos dejando entrever que el vencedor de las últimas dos ligas utiliza métodos ilícitos para convertirse en la referencia del fútbol mundial (curiosamente diez futbolistas del primer equipo han pasado esta mañana un análisis sorpresa de la UEFA, menos de un mes después de pasar otro). Noticias como ésta, la de Abidal, uno de los jugadores más en forma del Barça en la presente temporada, ha sido operado de un tumor en el hígado, deben alegrar la cara de los enemigos más perversos del barcelonismo. Estas si que son noticias buenas para ellos (...). El barcelonismo debe ser consciente de que los ataques furibundos, indecentes y retorcidos no pararán. Los enemigos están ahí, las malas lenguas de técnicos que van por el mundo presumiendo de ser auténticos y los periodistas ruines seguirán existiendo.
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