lunes, 28 de marzo de 2011

El día de la marmota


No voy a hablar de la excepcional película de Bill Murray a pesar del título de la entrada (Groundhog Day). Voy a hablar de motor, concretamente de Fórmula Uno. Este fin de semana dio comienzo una nueva temporada del campeonato del mundo de automovilismo. El circo de la Fórmula 1 se puso en marcha en el circuito australiano de Albert Park. Y la historia recordó a la última carrera del año pasado disputada en Abu Dabi. Sebastian Vettel aplastó a todos sus rivales con una velocidad despiadada, con un rtimo endemoniado y una solidez incontestable (como en la recta final de la temporada pasada). Fernando Alonso volvió a encontrarse la puerta cerrada del ruso Vitali Petrov, y de nuevo, en Melbourne, tuvo que tirar de remontada para salvar una tarde que se complicó en la salida (como viene siendo habitual en el asturiano no salió nada bien). Conclusión del primer capítulo: casi nada ha cambiado en cuatro meses, desde aquel 14 d enoviembre a orillas del golfo Pérsico, a este 27 de marzo junto al océano Índico: Red Bull (Vettel) sigue siendo el equipo más rápido y Ferrari (Alonso) va a remolque (la vida sigue igual a pesar de todos los cambios en la normativa y las novedades introducidas este año). El dominio de Vettel resultó incluso monótono. Arrasó casi todo el fin de semana, dio un recital en la calificación (casi hummilló a sus rivales) y ayer se fugó en la salida, hasta más ver, sin que apenas le inquietase un Hamilton que hizo segundo. Le sacó 22 segundos al inglés en la meta. No hace falta decir nada más. Mientras tanto en Ferrari poca autocrítica (esta vez no erraron en la estrategia o tal vez si) a pesar de que Alonso se quedó sin podio (entró cuarto, por detrás de Petrov). Mala salida de Alonso (del quinto lugar cayó al noveno) para una buena remontada (a un solo paso del cajón). McLaren funciona mejor de lo que nos hacían creer, con una muy buena segunda plaza de Hamilton (aunque muy lejos de Vettel). Mientras Alguersuari terminó undécimo (cero puntos), lo de siempre. En quince días una nueva carrera.

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