sábado, 12 de marzo de 2011

Desastre en el país del sol naciente (I)


Japón está en estado de shock. Japón vivió y superó su peor terremoto de la historia. El seísmo, de magnitud 8,9 en la escala de Richter, fue seguido por un terrible tsunami con olas de hasta diez metros que arrasó la costa nordeste del archipiélago nipón y activó la alerta en toda la cuenca del Pacífico (por fortuna la ola gigante perdió fuerza con el paso de las horas). La tierra tembló a las 14:45 (hora local) a un centenar de kilómetros de las costas de la provincia de Miyagi, 380 kilómetros al norte de Tokio, y fue seguido por más de 50 réplicas, alguna de las cuales superaron la magnitud 7. Fueron dos interminables minutos de temblor, dos minutos para el terremoto de mayor magnitud registrado en el país. El seísmo, con un hipocentro situado a unos 24 kilómetros de profundidad, provocó un tsunami en el nordeste. La avalancha de agua penetró con una fuerza desmesurada hacia el interior de la isla devastando a su paso todo lo que encontraba. Barcos, vehículos, viviendas, todo era arrastrado por una masa de agua de color parduzco que penetró hasta cinco kilómetros tierra adentro. A pesar del devastador terremoto, Japón ha demostrado la eficacia de sus estructuras arquitectónicas, la tópica y típica disciplina colectiva y la eficiencia de los periódicos simulacros que han permitido aminorar la tragedia como muy pocos países del mundo lo hubieran hecho. Los daños del seísmo en Tokio y alrededores son incalculables, la destrucción causado por el tsunami son totalmente desproporcionados. A estas alturas el cálculo de muertos y heridos se hace imposible. Han desaparecido pueblo enteros y otros han quedado sepultados por toneladas de barro y lodo. Las pérdidas económicas son inimaginables. Mañana seguiré con la crónica más negra del año.


No hay comentarios:

Publicar un comentario