jueves, 12 de noviembre de 2009

Videojuegos clásicos: La abadia del crimen

Nueva sección monográfica sobre los juegos que hicieron historia. Y para empezar todo un clásico. El mejor juego de 8 bits para Amstrad, una aventura gráfica inspirada en el libro 'El nombre de la Rosa' del escritor italiano Umberto Eco. Aunque intentaron poner el mismo nombre que el libro finalmente no se llegó a ningún acuerdo con el escritor por lo que no obtuvieron la licencia para utilizar ese nombre. El juego fue publicado a finales de 1987 y a pesar de todo el tiempo transcurrido sigue siendo una de las joyas de la edad de oro del sofware español. Hablamos, como no, de 'La abadía del crimen'. Curiosamente tanto el libro, como la película protagonizada por Sean Connery como el videojuego son obras maestras (pocas veces se da el caso).
Extracto del resumen del juego aparecido en la revista número 29 de Micromanía (noviembre 1987) antes de su publicación (preview): La abadía del crimen es el sugestivo título del próximo lanzamiento de la compañía Mister Chip (finalmente fue la compañía Opera Soft quien lanzó el juego). Inspirado en la novela de Umberto Eco 'El nombre de la Rosa', la acción se desarrolla en una abadía, donde unos extraños acontecimientos han perturbado la paz. El protagonista, un monje llamado por el abad para resolver el misterio, llega a la abadía acompañado por su escudero. Ambos disponen de siete días para realizar con éxito la misión encomendada. Ese tiempo, que en principio parece suficiente, quedará mermado en gran medida porque ambos deben atenerse a la férrea disciplina de la abadía y obedecer las órdenes del abad (sin duda alguna, lo más tedioso del juego); de este modo, sólo por la noche podrán avanzar algo en las pesquisas, ya que durante el día deberán presentarse a los oficios cuando así lo requiera el abad, y aprovechar los ratos de ocio para localizar los puntos claves del juego. Estamos ante una compleja videoaventura con los mejores gráficos vistos en Amstrad. además se han incluido detalles realmente originales como la imposibilidad de observar toda la pantalla en alguna zonas. De esta forma cuando avanzamos por el laberinto de la biblioteca, parte especialmente importante del juego, llevando incluso la lámpara de aceite, sólo vemos iluminada la figura del protagonista, aumentando la dificultad en una fase tremendamente compleja (el aceite se agota pudiéndonos quedar totalmente a oscuras perdidos dentro del laberinto). En ella prima la lógica para utilizar los objetos, aunque para facilitar las cosas incluye una opción que permite salvar situaciones determinadas y comenzar luego donde estimemos oportuno.


Aquí pongo otro resumen de la crítica aparecida en la misma revista una vez publicado el juego (Micromanía número 31, enero 1988): 'La abadía del crimen' está basado en la popular novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa. El argumento nos traslada a la Edad Media, en concreto a una abadía en la que unos extraños acontecimientos han perturbado la paz. Nuestro objetivo es desvelar el misterio y descubrir quién es el culpable del crimen. Adoptamos el papel de Guillermo de Ockam, personaje histórico que destacó durante la Edad Media por su sagacidad y por su enfrentamiento con el papado. Guillermo, acompañado por un novicio, recorrerá cada centímetro de la abadía buscando la causa del presunto asesinato y al culpable del mismo. Para aumentar el interés disponemos sólo de siete días para resolver el enigma. Deberemos recoger cinco objetos, en el orden correcto y en el día señalado. Estamos ante un juego de lógica, los acontecimientos, así como los personajes, van desvelando el argumento, dándonos las pistas que nos permitirán llegar al final. Aunque en teoría todo parece muy sencillo, sin embargo podemos acabar de forma precipitada si no respetamos las normas de la abadía. Existen faltas graves que nos pondrán de patitas en la calle y faltas leves que irán descontando nuestro marcador de obediencia. Un detalle importante es que cuando nuestro protagonista permanece quieto durante unos segundos, escucharemos una musiquilla y en la pantalla observaremos qué están haciendo otros personajes importantes que influyen en el desarrollo del juego. Cada pantalla del juego está cuidada al máximo, conformando un extenso y complejo mapeado. Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que el juego alcanza la perfección, tanto en los gráficos como en las complejas rutinas de movimiento. Sencillamente sensacional (artículo de Cristina M. Fernández).
Después de esta explicación poca cosa falta por añadir. Un juego redondo se mire por donde se mire, muy complicado de terminar, con muchos detalles como por ejemplo la posibilidad (y a la postre obligatoriedad) de manejar al novicio en ciertas situaciones. Poca música pero resultona. Gran extensión del mapa y objetos para utilizar (lo que incrementaba la dificultad era que ciertos objetos solo se podían usar bajo ciertas condiciones o en ciertos momentos). Lo mejor, todo el conjunto en general. Lo peor, la extrema dificultad. Paco Menéndez (código) y Juan Delcán (gráficos) se lucieron con esta joya imperecedera del sofware lúdico español. Ahora se puede disfrutar de un remake a la espera de una segunda parte que está en proyecto (en 3D). También es posible recordarlo mediante algún emulador. Una experiencia única a pesar de todos los años transcurridos desde su publicación. Historia pura.

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