miércoles, 4 de noviembre de 2009

Adiós a dos sabios centenarios

Si ayer me hacía eco de la desaparición de un gran actor español, hoy tengo que referirme a la muerte de dos grandes intelectuales del siglo XX. Claude Lévi-Strauss falleció el pasado fin de semana en París a punto de cumplir 101 años. La mirada sobre el mundo y el hombre tiene un antes y un después de Claude Lévi-Strauss. Los trabajos del etnólogo francés revolucionaron las bases de la antropología y arrojaron una nueva luz sobre las llamadas civilizaciones primitivas. Sus trabajos, en particular su obra maestra 'Tristes tópicos' (1955), demostraron que las sociedades primitivas podían ser tan complejas como las desarrolladas, y que detrás de las diferencias entre unos pueblos y otros subyacían estructuras análogas. En su obra 'El pensamiento salvaje' (1962) escribió que éste es una herencia de toda la humanidad que podemos encontrar en nosotros, pero que preferimos normalmente ir a buscarlo en sociedades exóticas. Claude Lévi-Strauss estudió al hombre indisolublemente asociado a la naturaleza e hizo de la defensa e la diversidad cultural y de la diversidad natural un mismo combate. Nacido el 18 de noviembre de 1908 en Bruselas pasó su adolescencia en París, donde cursó el bachillerato y luego estudió filosofía en la Sorbona. Con 27 años se trasladó a Brasil y en 1941 en plena Segunda Guerra Mundial se exilió en los EEUU. En 1959 se instaló definitivamente en París ingresando en el College de France, donde ejercería como profesor hasta su jubilación en 1982.


Fallece a los 103 años de edad Francisco Ayala, último miembro de la generación del 27, académico, premio Cervantes y Príncipe de Asturias de las Letras. Nacido en Granada el 16 de marzo de 1906, es el más longevo y prolífico (lo otro viene con lo uno, solía decir) de los literatos españoles del siglo XX. Integrado en la Generación del 27, se convirtió en uno de los miembros insignes de la literatura en castellano, tanto en su juventud como luego durante su exilio. Evitó dramatizar el exilio y huyó del victimismo y del partidismo político. Entre sus obras más destacadas podemos nombrar Historia de un amanecer (1926), El hechizado (1944), La intervención del Quijote (1950), Muertes de perro (1958), Razón del mundo (1962), El escritor y el cine (1975), De mis pasos en la tierra (1992). Los muchos premios literarios eclipsaron su fecunda actividad como intelectual. Fue narrador, ensayisa, articulista y traductor. Ayala teórico y crítico de la literatura nos ofreció su magisterio con pulso sugestivo y rigor ameno. Descanse en paz, Ayala, el hombre que vivió un siglo para contarlo. Su capilla ardiente fue abierta anoche en el tanatorio madrileño de San Isidro, rápidamente inundado de coronas y del trasiego de las más altas personalidades del mundo de la cultura española. Estos últimos días se nos han ido gente famosa. Espero que se corte la mala racha. Información extraída de 'La Vanguardia' edición escrita.

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