Hoy es cuatro de febrero, el Día Internacional de la lucha contra el cáncer. Cáncer, horrible palabra que todos escondemos, como si ignorándola pudiéramos evitar que algún día se alojara en nuestro cuerpo. Escondemos la palabra y escondemos sus efectos. Craso error, dicen los expertos porque las enfermedades son enfermedades y se habla del cáncer como se habla de las cardiopatías y la diabetes. ¿Por qué esa diferencia, por su asociación con la muerte? A día de hoy mueren en España más hombres y mujeres por enfermedades cardiovaculares que por tumores y, sin embargo, nadie teme decir "ha muerto de un ataque al corazón". Además, los especialistas aseguran que cada día que pasa más personas superan un cáncer, gracias, por un lado, a los avances científicos y farmacológicos y, sobre todo, porque los ciudadanos han asumido que al más mínimo indicio de que algo no funciona bien en el cuerpo hay que ir al médico. La detección precoz (una de las armas más eficaces en la lucha contra el cáncer) está permitiendo que, en muchos tipos de tumores, la supervivencia sea una realidad. "Del cáncer se sale", aseguran los expertos. Y yo me lo creo. La confianza en los médicos, una actitud positiva, gran voluntad de lucha, el apoyo familiar y de los amigos y hablar sin tapujos de la enfermedad, son claves para superar un cáncer. Como yo digo, para morir siempre se está a tiempo (de hecho es lo único totalmente decidido en nuestras vidas), pero para luchar y vivir nunca falta el tiempo, ni las ganas. Muchos ánimos a toda esa gente anónima que cada día libra una batalla contra la enfermedad. Tal vez pierdan alguna batalla (eso entra dentro de lo posible) pero la guerra la tienen que ganar, y lo harán. Y para subir un poco los ánimos os invito a ver una nueva serie de TV3, "Polseres vermelles".
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