El domingo tendremos al pontífice en Barcelona. La ciudad se prepara para estar a la altura del acontecimiento. Tal vez demasiado como ya comenté ayer. De todas formas no todos están entusiasmados por la visita del Papa. Tampoco todos están a la altura en la organización del evento. Varios miles de personas (2.500 según la Guardia Urbana y 10.000 según los organizadores) se manifestaron ayer en la Plaza Sant Jaume de Barcelona contra la visita del Papa Benedicto XVI bajo el lema "En defensa del laicismo", en una concentración organizada por la plataforma "Yo no te espero" (si mis obligaciones no me lo hubiesen impedido tal vez yo también hubiera asistido a la manifestación). Para la ocasión se reunieron unas 74 asociaciones laicas catalanas. Por fortuna, la manifestación transcurrió sin ningún tipo de incidentes (supongo que los antisistema estarían tomando café en alguna terraza barcelonesa aprovechando el buen tiempo). Sin embargo la noticia curiosa del día ha sido el hallazgo por parte de un ciudadano de parte de los documentos del plan de seguridad de la visita del Papa. Los documentos, que un ciudadano entregó a una emisora de radio (también hay que ser cafre para no ir directamente a una comisaría a entregar esa documentación), estaban esparcidos por el suelo y entre ellos hay un listado con veintiún nombres, números de teléfono y direcciones de correo electrónico de altos cargos de los cuerpos de seguridad. También hay un correo firmado, para más inri, por el Jefe de Sección de Seguridad Electrónica de la Policía española. Se detallan el número de cámaras de seguridad y de inhibidores de frecuencias que habrá en los alrededores de la Sagrada Familia durante la visita del Papa, además de una relación de los hoteles barceloneses donde se alojará el cortejo de Benedicto XVI. Día a día se demuestra el nivel de nuestros políticos y fuerzas de seguridad. Definir a este país como 'República Bananera' es un elogio fuera de lugar. Antes de terminar una buena noticia (sin confirmar todavía). Según la previsión meteorológica se esperan lluvias para el domingo. Creo que sería una pena (nótese mi modo sarcástico) que el gran día se viera deslucido por el mal tiempo. De todas formas no sería nada nuevo, solo hay que recordar que la anterior visita del Papa (éste no, su predecesor) en 1982 estuvo acompañada de tormentas y lluvias torrenciales. Los antiguos griegos (gente muy sabia, por cierto) dirían que eso es una clara señal de los Dioses. No estaría mal un poco de agua, a ver si así 'nuestro' Papa se limpia de tanta inmundicia.
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