sábado, 24 de diciembre de 2011

Investigación y ciencia (diciembre 2011) (y II)

¿Cómo se originó la vida?
Ahora se trata de verificar esas ideas en reacciones controladas en el laboratorio. Se ha comprobado que ciertos compuestos sencillos pueden reaccionar de modo espontáneo y formar las estructuras más complejas propias de los sistemas vivos, como los aminoácidos y los nucleótidos, las unidades elementales que integran el ADN y el ARN. Un equipo dirigido por John Sutherland, actualmente en el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica (MRC) de Reino Unido, demostró en 2009 la formación de nucleótidos a partir de moléculas que probablemente existieron en el caldo primordial. Otros investigadores se han centrado en la capacidad de algunos filamentos de ARN para actuar a modo de enzimas, dato que respalda la hipótesis sobre un "mundo de ARN". Avances como estos permitirían cerrar poco a poco la brecha que media entre la materia inanimada y los sistemas autorreplicantes y autónomos.
Hoy se posee una visión más clara de los remotos ambientes de nuestro sistema solar, tal vez fértiles (flujos de agua ocasionales en Marte, mares petroquímicos en Titán, uno de los satélites de Saturno, o mares gélidos y salados que al parecer acechan bajo los hielos de Europa y Ganímedes, satélites de Júpiter), por lo que el origen de la vida terrestre representa solo una parte de otras preguntas más amplias: ¿en qué circunstancias puede surgir vida? ¿Hasta qué punto varía su base química? La cuestión se ha vuelto aún más apasionante tras el descubrimiento, en los 16 últimos años, de más de 500 planetas extrasolares, otros mundos de pasmosa diversidad.

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