Durante las últimas dos semanas se ha desatado una auténtica crisis sociopolítico sanitaria. Todo empezó con una intoxicación alimentaria en Alemania. Los casos de infección por la bacteria entérica Escherichia coli se han multiplicado en los últimos días y el número de fallecidos en Europa ya asciende a 17 personas (16 en Alemania y una en Suecia). Las autoridades sanitarias de Hamburgo comunicaron hace una semana que en cuatro pepinos, tres de ellos procedentes de España (el otro era de Holanda) y que habían sido seleccionados aleatoriamente junto a otras verduras en el mercado central de la ciudad de Hamburgo, se habían encontrado bacterias E. coli enterohemorrágica. Ello dio lugar a la retirada del mercado alemán de esa verdura procedente de España, aunque ya el pasado martes la senadora (ministra) de Sanidad de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storcks, anunció que análisis posteriores habían determinado que dos de los pepinos no estaban contaminados con la variante mortífera de la bacteria. Anoche, la Comisión Europea levantó la alerta sanitaria sobre las verduras españolas. Así, todas las pesquisas que buscan el foco de la infección se centran ahora en Alemania. Blanco y en botella, leche. Si casi todos los casos se habían registrado en Alemania y en España solo hubo un único caso documentado (y precisamente la persona infectada había venido de Alemania) está claro que el origen del foco estaba en tierras germánicas. Supongo que una mala manipulación de algún alimento es la causa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado hoy que la variante letal de la bacteria intestinal E. coli es de un tipo completamente nuevo, fruto de la mutación de dos bacterias conocidas. La experta en higiene alimentaria de la OMS, Hilde Kruse, ha asegurado que nunca antes se había encontrado tal germen en ningún paciente. Su composición genética le lleva a causar más daño en el organismo que las cepas conocidas hasta ahora. El misterio sigue. Ninguno de los cuatro pepinos que dieron pie a la alerta sanitaria en Europa por el brote infeccioso en Alemania estaba contaminado con la variante mortífera de E. coli. Así lo ha comunicado hoy una portavoz del Instituto Federal de Prevención de Riesgos en Berlín al anunciar los resultados de los análisis de los dos últimos pepinos sospechosos. "Ninguna de las cuatro pruebas ha dado positivo a la variante O104:H4 del agente patógeno que fue aislada de los análisis de las heces de los pacientes", ha dicho la portavoz, que ha precisado que, no obstante, esas muestras eran portadoras de bacterias no letales de E. coli (de todas formas se debería investigar que hacen esas enterobacterias en los pepinos cuando ese no es su hábitat habitual). Seguiremos la noticia con interés y espero que los agricultores españoles sean indemnizados como corresponde después de la falsa acusación del gobierno Alemán.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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