Una nueva ceremonia de los premios de la academia de Hollywood 2012. La entrega de los Oscar de este año ha tenido cierto aire francés. Una gala sin riesgos para recuperar el cine a través de la nostalgia. Esa ha sido la fórmula con la que la Academia de cine ha intentado por todos los medidos recuperar, en medio de una fuerte crisis (y no únicamente económica), la magia del séptimo arte. Una vez más, como conductor el humorista Billy Crystal. Y ya van nueve. Ritmo frenético, la espectacularidad de la mano del Cique du Soleil, los clásicos vídeos de gags con las películas seleccionadas, y un intento manifiesto de devolver el glamour que la industria necesita para seguir defendiendo un modelo de negocio que se resiste a aceptar un cambio de paradigma, forzado por la irrupción de Internet en los hábitos de consumo. Con las medidas de seguridad cada vez más reforzadas y con la emisión totalmente controlada, la cuota de la incorrección política guionizada ha sido testimonial. Cinco Oscar para la película francesa The Artist (entre ellas mejor filme, mejor director y mejor actor) y cinco estatuillas también (esta vez, de corte más técnico) para el filme La invención de Hugo, de Martin Scorsese. Ambas cintas son un homenaje al cine más clásico, y a la seducción tal vez perdida de una cierta estética. Al igual que la película de Scorsese, otra película (esta con capital catalán) ambientada en la capital francesa, Midnight in Paris, se ha llevado un galardón. En este caso el film de Woody Allen ha ganado el Oscar al mejor guión original.
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Hace 1 año
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