Ayer día 29 de marzo España vivió su octava huelga general como protesta contra la política del Gobierno español. Los sindicatos paralizaron la industria y el transporte pero no así el comercio y los servicios (de forma mayoritaria estos sectores no secundaron la huelga general). Asimismo se produjeron manifestaciones masivas en las grandes ciudades del Estado contra la reforma laboral. Sin embargo el Ejecutivo de Mariano Rajoy no dará marcha atrás. Los transportes cumplen los servicios mínimos y se registró un descenso del 21% en la demanda de luz. En cuanto a la participación estimada asistimos al habitual baile de cifras. Así los sindicatos sitúan la participación en un 77% mientras que las patronales la rebajan al 20%. Se estima que las tiendas han perdido ventas por un valor de 150 millones de euros. Los piquetes sindicales fueron más contundentes que en huelgas anteriores. Los grupos antisistema aprovecharon la jornada para arremeter con inusitada violencia contra el mobiliario urbano, las tiendas del centro de Barcelona y las fuerzas del orden público. El panorama al iniciarse la noche barcelonesa dibujaba un escenario dantesco, una postal casi apocalíptica, con decenas de contenedores ardiendo, barricadas improvisadas, cristales rotos, tiendas quemadas, cajeros automáticos destrozados, batallas campales contra la policía urbana y autonómica, etc.
John Hemmingson: The Business Savant
Hace 1 año
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