sábado, 27 de octubre de 2012

Mundo Actual (III)


Derechos humanos:
Los derechos humanos son aquellos que corresponden a todos los seres humanos por el hecho de serlo. Esta concepción no adquirió reconocimiento universal hasta 1948, año en que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración universal de los derechos humanos, pero sus orígenes se remontan a una tradición que arranca de la filosofía griega y del concepto romano del derecho natural, luego desarrollado por pensadores cristianos, como Tomás de Aquino, Francisco Suárez, Hugo Grocio y John Locke. Los defensores del derecho natural afirmaron que por encima del derecho positivo de los Estados existen un derecho basado en la propia naturaleza humana que los gobernantes deben respetar y aunque en la actualidad la validez de los derechos humanos no se asocia necesariamente con esta doctrina, es en ella donde se halla su origen histórico. La expresión derechos humanos se comenzó a usar a fines del siglo XVIII y se difundió en el XIX.
Las primeras declaraciones de derechos fueron el resultado de las revoluciones inglesa, americana y francesa de los siglos XVIII y XIX. En Inglaterra la Ley de derechos de 1689 afirmó ciertos derechos individuales frente a la arbitrariedad del gobierno. En Estados Unidos la Declaración de Independencia de 1776 afirmó que todos los hombres han sido creados iguales y dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, entre los que se incluyen la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y en Francia la Declaración de derechos del hombre y el ciudadano de 1789 afirmó los derechos naturales e imprescriptibles del hombre a la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
La comunidad internacional no adoptó sin embargo la validez universal de los derechos humanos hasta la fundación en 1945 de Naciones Unidas, cuya carta proclama en el artículo primero el propósito de promover el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin distinción de raza, sexo, lenguaje o religión. A partir de entonces una comisión de Naciones
Unidas, presidida por Eleanor Roosevelt y en la que jugaron un gran papel los juristas John Humphrey y René Cassin, elaboró el texto de la Declaración universal de los derechos humanos, que fue aprobada en 1948 por la Asamblea General de Naciones Unidas, sin ningún voto en contra, aunque se abstuvieron la Unión Soviética y demás países comunistas, Arabia Saudí y Sudáfrica. Al tratarse de una declaración no resulta de obligado cumplimiento para las Estados miembros, pero la autoridad moral que ha adquirido es enorme y en muchos países sus artículos son invocados en la jurisprudencia. La Constitución española la asume expresamente en su artículo décimo.
El siguiente paso fue la elaboración de un convenio internacional de derechos humanos, vinculante para los Estados que lo suscriben, pero la tarea resultó muy compleja por los diferentes puntos de vista de los Estados miembros. Finalmente se optó por elaborar dos convenios, uno sobre derechos civiles y políticos y otro sobre derechos económicos, sociales y culturales, que fueron aprobados en 1966. El primero ha sido ratificado hasta ahora por 162 Estados y el segundo por 160. Entre los Estados que no han firmado ni ratificado ninguno de los dos se encuentran Arabia Saudí y Birmania.
Posteriormente se han ido aprobando otros convenios internacionales específicos contra la discriminación racial, la discriminación de la mujer y la tortura, y en favor de los derechos de los niños, de los inmigrantes y de las personas discapacitadas. Este último entró en vigor en 2008.

Desarrollo humano:
El concepto de desarrollo humano representa un esfuerzo para medir no sólo el incremento de las magnitudes económicas reflejadas en la renta nacional, sino el grado de satisfacción de las necesidades humanas básicas. Su concreción estadística se halla en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elabora y publica desde 1990 en su informe anual sobre el desarrollo humano.
El concepto de desarrollo humano se basa en las investigaciones del economista indio Amartya Sen, pero la iniciativa de concretarlo en un índice estadístico le correspondió al pakistaní Mahbub ul Haq, quien diseñó el IDH con el propósito de que el análisis del desarrollo trasladara su enfoque del crecimiento de la renta nacional a la mejora del bienestar. El IDH es un índice estadístico que combina datos relativos a la esperanza de vida, el nivel educativo (medido a través de la tasa de alfabetización y de la tasa de escolarización primaria, secundaria y terciaria) y el PIB por habitante (medido según la paridad de poder adquisitivo). De acuerdo con el IDH los países se clasifican en tres grandes grupos, los de alto, medio y bajo desarrollo humano. Su utilidad principal es la de medir los progresos que se producen en los países de medio y bajo desarrollo.
El IDH ha sido criticado por no haber tomado en consideración aspectos importantes de la vida, como los ecológicos o los morales pero ningún otro índice de desarrollo, salvo el Producto Interior Bruto por habitante, ha adquirido una difusión semejante.

Economía de mercado:
Se denomina economía de mercado a un sistema económico basado en la división del trabajo y en la propiedad privada de los recursos productivos, en el que los productos se intercambian a través del mercado, es decir mediante un sistema de asignación de precios basado en la oferta y la demanda. Esto significa que los precios fluctúan libremente: suben si aumenta la demanda o disminuye la oferta, bajan si disminuye la demanda o aumenta la oferta. Ello induce a los productores a variar su oferta en función de las fluctuaciones del mercado
La economía de mercado se contrapone tanto a la economía de autosuficiencia como a la economía planificada. En la economía de autosuficiencia, un sistema casi completamente desaparecido hoy, apenas hay división del trabajo ni intercambio de productos, por lo que la mayor parte del consumo
procede de lo producido por la unidad familiar o la pequeña comunidad local. En la economía planificada, propia de los regímenes comunistas y que hoy subsiste tan sólo en unos pocos países, los recursos productivos son mayoritariamente de propiedad estatal y los precios son fijados por las autoridades estatales en función de objetivos generales.
La gran mayoría de los economistas sostienen que la economía de mercado es el sistema más eficiente de asignar los recursos y por tanto el fundamento de la prosperidad económica. Sus críticos destacan que favorece a los poseedores de capital, es decir a los propietarios de recursos productivos, frente a los trabajadores que sólo disponen de su capacidad de trabajo. El término capitalismo, prácticamente sinónimo de economía de mercado, es muy a menudo utilizado por sus críticos.
En el mundo real no existe ningún país en el que toda la actividad económica sea privada y todos los precios se fijen en un mercado libre. En mayor o menor medida, en todos los países parte de la actividad productiva está dentro del sector público y la actividad económica está regulada. En ese sentido casi todas las economía actuales son mixtas, pero en la medida en que el sector privado es el más importante y el mercado es fundamentalmente libre, es correcto denominarlas economías de mercado.
La mayoría de los economistas coinciden en que un exceso de intervención estatal resulta perjudicial para la economía, tanto si se manifiesta en un sector público demasiado amplio, como en una excesiva regulación de los precios en el mercado interno, como en medidas destinadas a frenar las importaciones y por tanto la competencia extranjera (proteccionismo). Pero dentro de este consenso general caben muchas opciones diferentes. El Estado juega hoy un papel más importante en la Europa occidental continental que en Estados Unidos y Gran Bretaña.
La intervención del Estado se incrementó en Europa y América en el período comprendido entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo de 1973, período en el que tuvieron gran influencia las ideas del economista británico John M. Keynes y se produjo el gran desarrollo del Estado de bienestar. Pero desde comienzos de los años ochenta, se produjo un retorno hacia el liberalismo económico, protagonizado por Margaret Thatcher en Gran Bretaña y Ronald Reagan en Estados Unidos (neoliberalismo). Es pronto para saber si la Gran Recesión iniciada en 2008 conducirá o no a una mayor regulación estatal de la economía.
Algunos defensores de la economía de mercado, como Frederich Hayek y Milton Friedman, sostienen que la libertad de los agentes económicos es indispensable para que de desarrollen las libertades civiles y políticas. La experiencia histórica muestra es que la economía de mercado es compatible con un régimen autoritario, como en el Chile de Pinochet o la China de hoy, pero que no ha habido ninguna democracia cuyo sistema económico no sea de mercado.

Estado del bienestar:
Se denomina Estado del bienestar a un tipo de gobierno que asume la función de garantizar un bienestar básico a todos los ciudadanos, a través de sistemas de seguridad social y de transferencias de dinero público. En términos generales la combinación de democracia política, economía de mercado y Estado del bienestar se ha extendido por todos los países más desarrollados, aunque el Estado del bienestar ha alcanzado en Europa occidental una cobertura especialmente amplia, mientras que en Estados Unidos es menor, debido a una mayor confianza en la iniciativa privada. Cabe observar que las medidas de protección social pueden ser también impulsadas desde el sector no gubernamental, a través de fundaciones y organizaciones caritativas.
Los principios básicos del Estado del bienestar son la garantía de la igualdad de oportunidades, la promoción de una distribución más equitativa de la riqueza y la responsabilidad colectiva respecto a aquellos que no son capaces de garantizarse por si mismos, por motivos de edad, enfermedad o desempleo, un nivel mínimo de ingresos. Sus orígenes se encuentran en las políticas de gasto social que se iniciaron en algunos Estados europeos a finales del siglo XIX, especialmente en la Alemania de Bismarck, y se ampliaron durante los años treinta en respuesta a la Gran Depresión. El sistema se
desarrolló tempranamente en Suecia, a partir de 1936, quedó definido en un importante documento del gobierno británico en 1942, el informe Beveridge, y se generalizó en Europa occidental tras la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la necesidad de un sistema básico de protección social no es discutida por ninguna fuerza política significativa del mundo desarrollado, existe un gran debate acerca de los límites del Estado del bienestar. Su ampliación ha exigido una elevación del gasto público y por tanto del nivel de los impuestos, que en algunos países de la Europa septentrional se sitúan en torno al 50 % del PIB, y ello es objeto de críticas por parte de sectores liberales conservadores. Estos arguyen que ese elevado nivel de gasto público reduce la flexibilidad de la economía de mercado y resulta por ello perjudicial para el progreso económico. Quienes defienden esta tesis argumentan que los Estados Unidos, donde el gasto social es menor, han demostrado en las últimas décadas un mayor capacidad de generar riqueza y empleo, mientras que los defensores del Estado de bienestar arguyen que el caso de los países escandinavos demuestra que es posible combinar eficacia económica y protección social. Las grandes potencias emergentes del siglo XXI, China e India, no son todavía suficientemente prosperas como para haber creado un amplio Estado del bienestar.

Fuente: Juan Avilés

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