Banco Mundial:
La denominación de Grupo del Banco Mundial designa desde 2007 a un conjunto de cinco instituciones, la más importante de las cuales es el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, fundado en 1945 sobre la base de los acuerdos tomados en la conferencia de Bretton Woods de julio de 1944, de los que surgió también el Fondo Monetario Internacional. Su objetivo inicial fue el de favorecer la reconstrucción de los países devastados por la Segunda Guerra Mundial y el primer crédito que concedió fue destinado a Francia en 1947, pero a partir de los años sesenta se ha especializado en la ayuda a los países en desarrollo. Forma parte de las instituciones especializadas del sistema de Naciones Unidas.
Se trata de una organización intergubernamental, con sede en Washington, que actualmente cuenta con 187 países miembros. Concede créditos a tasas de interés preferentes a aquellos de sus miembros que se encuentran en dificultades, a quienes plantea para ello la exigencia de ajustes estructurales, tales como la reducción del déficit público o la lucha contra la corrupción. En los últimos años, en parte como respuesta a las críticas recibidas, su objetivo no es sólo promover el crecimiento económico sino también la reducción de la pobreza. Sus principales proveedores de fondos son hoy Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania y Francia, que en conjunto le proporcionan más de la mitad, mientras que el resto viene de las contribuciones de otros cuarenta países, incluidos China y Sudáfrica. Los principales receptores de créditos han sido últimamente India, Pakistán, Nigeria, Vietnam y Etiopía.
Burbuja especulativa:
Se denomina burbuja especulativa a un incremento de los precios de un activo, ya se trate de acciones de una empresa o de bienes inmobiliario, que se basa en las expectativas de los inversores respecto a su precio futuro y no en su rentabilidad actual. Por ejemplo, se forma una burbuja cuando se compran viviendas a un precio más elevado de lo que sería de esperar en función de la renta que se puede obtener al alquilarlas, en la suposición de que la inversión será rentable porque el precio de las viviendas seguirá subiendo. Esto supone que el mecanismo de la burbuja se alimenta a sí mismo: los inversores adquieren el activo porque su precio está subiendo y se espera que seguirá haciéndolo y su precio sube porque los inversores siguen comprando. Llega sin embargo un momento que el precio es tan alto como para que la demanda se retraiga y entonces se produce el mecanismo contrario: los inversores venden porque pierden confianza en los activos y ello conduce a una reducción de sus precios, que a su vez genera mayor desconfianza.
El término se utilizó por primera vez en Inglaterra a comienzos del siglo XVIII para referirse al entusiasmo especulativo que generó la Compañía de los Mares del Sur y su posterior hundimiento: fue la burbuja de los Mares del Sur. Su origen esta en relación con las burbujas físicas, que tienden a elevarse hasta que se deshacen. El origen de las burbujas especulativas ha generado mucho interés entre los economistas, que han sugerido diversas explicaciones. Se ha argumentado que en parte resultan de la insuficiente información que los inversores tienen acerca de la solidez de los activos que adquieran, pero diversos estudios sugieren que pueden producirse incluso en condiciones en que la información disponible es muy elevada.
En todo caso su origen se ve favorecido por las políticas monetarias expansivas, que incrementan la masa monetaria en circulación con la consiguiente reducción de las tasas de interés, mientras que las políticas monetarias restrictivas pueden conducir a que estallen las burbujas previamente surgidas. Dicho de otra manera, cuando los bancos centrales favorecen el incremento de la circulación monetaria para estimular la economía, como ocurrió en Estados Unidos y otros países a comienzos del siglo XXI, los inversores, favorecidos por las tasas de interés bajas que les permiten disponer de amplios recursos, aumentan su demanda de activos y ello puede conducir al surgimiento de burbujas especulativas. Las burbujas inmobiliarias que se desarrollaron en Estados Unidos, España Irlanda y otros países a comienzos del siglo XXI contribuyeron al desencadenamiento de la gran crisis mundial de 2008.
Comunismo:
El comunismo es una ideología política que propugna el establecimiento de una sociedad sin clases basada en la propiedad colectiva de los medios de producción. Los primeros partidarios del comunismo se dieron a conocer en Europa en los años cuarenta del siglo XIX y el documento más importante de sus primeros tiempos fue el Manifiesto comunista, publicado por los alemanes Kart Marx y Friedrich Engels en 1848, en cuya doctrina se basaron todos los Estados comunistas del siglo XX. Hasta la revolución rusa de 1917 los términos comunista, socialista y socialdemócrata se utilizaban casi como sinónimos y el de comunista era el menos utilizado, pues los partidos que se inspiraban en la doctrina marxista solían denominarse socialistas o socialdemócratas. Pero cuando tras la revolución de 1917 el ala llamada bolchevique del Partido Socialdemócrata Ruso, encabezada por Lenin, estableció su dictadura, adoptó la denominación de Partido Comunista, reutilizando el término empleado por Marx y Engels en 1848. A partir de ahí se produjo una escisión en el movimiento socialista internacional y los sectores favorables a las tesis de Lenin se agruparon en partidos comunistas nacionales.
La doctrina elaborada por Marx y Engels, conocida como marxismo, se presentaba no como una propuesta de acción política, sino como el descubrimiento científico de las leyes en las que se basaba el desarrollo histórico, la principal de las cuales era la de la lucha de clases. Marx y Engels sostenían que el capitalismo había promovido una enorme expansión de la capacidad productiva, pero era incapaz de gestionarla, porque se basaba en el choque de las iniciativas privadas, y conducía por ello a repetidas crisis económicas y al empobrecimiento de la mayoría de la población, relegada a la condición de un proletariado carente de toda propiedad que no fuera su propia capacidad de trabajo. Pero por efecto de las leyes inexorables de la historia, que ellos creían haber descubierto, el proletariado derrocaría el poder de la burguesía mediante una revolución violenta e impondría su propia dictadura. El capitalismo daría paso a la propiedad colectiva de los medios de producción, que aseguraría le desaparición de las diferencias de clases y el nacimiento de una sociedad comunista, próspera y libre. Sin embargo Marx y Engels nunca describieron ni siquiera los mínimos fundamentos de cómo suponían que iba a funcionar la sociedad comunista del futuro. Se limitaron a afirmar que la desaparición de las diferencias de clases llevaría a la desaparición del Estado, que no era sino el órgano de una clase para oprimir a otra. Así es que la fase final del comunismo se llegaría a un modelo de sociedad similar a la que propugnaban los anarquistas, aunque para estos la destrucción del Estado representaba el primer paso de la revolución, mientras que los marxistas planteaban como primer paso la conquista del Estado por el proletariado.
La doctrina oficial de todos los Estados comunistas del siglo XX ha sido el marxismo-leninismo o sus derivados, como el maoísmo en China, oficialmente denominado marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Zedong. La premisa del marxismo-leninismo, que fue codificado por Stalin, era que las afirmaciones de Marx, Engels, Lenin y luego el propio Stalin o, en el caso de China, Mao, eran verdades científicas indiscutibles. La principal aportación del propio Lenin fue el concepto de que la revolución debía ser guiada por la “vanguardia del proletariado” organizada en un partido disciplinado, el partido comunista. Lenin mantuvo la idea marxista de la desaparición
final del Estado, pero fundó de hecho un Estado muy autoritario, el primer ejemplo de lo que algunos politólogos denominan Estado totalitario. Ello se debió a que transformó el vago concepto de dictadura del proletariado, que Marx y Engels nunca precisaron, en el concepto muy claro de la dictadura de un partido centralizado.
A partir de Lenin los términos socialista y comunista adoptaron significados nuevos. Por un lado se produjo una escisión permanente en el movimiento socialista intencional, que se dividió en partidos socialistas y comunistas, con la particularidad de que para los comunistas los socialistas no eran sino renegados. Por otra parte en la terminología leninista se denominaba socialista a la sociedad surgida en la primera fase revolucionaria, reservando la calificación de comunista a la sociedad futura, en la que el Estado desaparecería. Eso significa que ninguno de los Estados comunistas del siglo XX llegó a entrar en la fase que según su propia definición sería el comunismo. Por eso la denominación oficial que el Estado creado por Lenin mantuvo hasta su desaparición fue la de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Nótese: socialistas y no comunistas.
En la práctica los rasgos fundamentales de todos los Estados comunistas del siglo XX fueron la propiedad estatal de los medios de producción, la planificación económica y la dictadura de partido único, que en muchos casos se convirtió en dictadura personal del líder supremo: Stalin en la Unión Soviética, Mao en China, Kim Ilsung en Corea, Castro en Cuba. La desaparición del sistema comunista ha sido sorprendentemente rápida. Entre 1989 y 1991 el comunismo desapareció en toda Europa central y oriental, en la propia Unión Soviética y en Mongolia. En China y en Vietnam el mantenimiento de la dictadura del Partido Comunista se ha combinado con una rápida transición hacia la economía de mercado, con notable éxito. A la altura de 2010 el sistema comunista sólo pervive en pequeños rincones como Corea del Norte y Cuba.
Correlación estadística:
Se llama correlación a cualquier tipo de relación estadística entre dos conjuntos de datos, denominados variables, por ejemplo la formación académica y los ingresos anuales de una muestra de ciudadanos, o su nivel de práctica religiosa y su intención de voto. Sin embargo la correlación estadística no implica por sí misma una relación de causalidad. Por ejemplo, de la constatación de que los votantes de determinado partido tienen un nivel de práctica religiosa superior a la media no podemos deducir sin más que el sentido de su voto se debe a sus creencias religiosas.
Existen diferentes medios de calcular el grado de correlación existente entre dos variables, que se denominan coeficientes de correlación y se suelen designar mediante el símbolo r. El más utilizado es el coeficiente de correlación de Pearson, en el que r = 1 indica la máxima correlación directa entre dos variables, es decir que cuanto mayor es el valor de x mayor es el valor de y, mientras que r = -1 indica la máxima correlación inversa, es decir que cuanto mayor es el valor de x menor es el de y. Cuando las dos variables son independientes una de otra, el coeficiente es 0.
El interés de las correlaciones estadísticas estriba en que, si bien no permiten deducir por si mismas relaciones causales, sí indican la posibilidad de relaciones de causalidad, cuya identificación puede requerir el análisis de otras variables. Por ejemplo, se puede establecer que en el mundo actual existe una correlación estadística entre el grado de desarrollo económico y el grado de libertad política de los países, pero la explicación de este vínculo es compleja. Puede que el desarrollo económico favorezca el establecimiento de un sistema político libre, puede que un sistema político libre favorezca el desarrollo, puede que ambas variables sean dependientes de otras y puede que las tres afirmaciones sean ciertas. En todo caso habrá que investigar cómo influyen unas variables en otras, pero el hecho de que exista una correlación estadística sugiere al menos una posible línea de análisis.
Fuente: Juan Avilés.
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