martes, 22 de mayo de 2012

20 años del 20 M (y III)



Salinas jugó cuando una semana antes lo daba por imposible y otros, como Albert Ferrer, estuvieron en vilo hasta el final. El Chapi se había pasado media temporada lesionado, ya estaba recuperado, pero una gastroenteritis estuvo en un tris de dejarle fuera. Fue pisar el césped de Wembley y todos los dolores se le pasaron. Su misión era perseguir por todo el campo al hoy entrenador del Manchester City, Roberto Mancini, y cumplió.
La jugada del partido fue la falta a Eusebio que prepararon Bakero y Stoichkov y transformó Koeman. Mientras Bakero recuerda que no habían ensayado ese lanzamiento y que todo surgió de forma espontánea el búlgaro lo evoca de forma distinta. Según él estuvieron practicando acciones similares en la víspera del partido sobre el césped.
Un césped que no pisaron vestidos de corto para jugar el sancionado Guillermo Amor o por ejemplo Cristóbal Parralo, el canterano del Barça que después militó en el Espanyol, donde también llegó a ser director deportivo. Cristóbal vio el partido desde el palco codo con codo con Amor. "Pasamos más nervios y tensión que si hubiéramos estado en el campo. Siempre se pasa peor en la grada. Vivimos la noche a flor de piel, con intensidad. Después saltamos al campo, yo con traje, para hacernos las fotos, para participar de la fiesta. Era una locura colectiva". Los que no estaban en la convocatoria no sólo se perdieron el partido. También se perdieron, según Cristóbal, el momento en que Johan pronunciaba la frase legendaria de "salir y disfrutar". "Johan dijo aquello de salir y disfrutar pero allí no disfrutó nadie, salimos encorsetados", declaró a La Vanguardia hace un año Rexach.
El desafío era mayúsculo. Tenían que cambiar el mal fario de un club que necesitaba como agua de mayo ganar la Copa de Europa. "Por la calle nos decían, hay que ganar, no queremos vivir otra noche como la de Sevilla". Así abordaban a Koeman los aficionados en los días previos. Tras el partido fue la apoteosis. Bakero se dio cuenta de lo que habían hecho al pisar El Prat, al ver la ciudad colapsada y entregada. De aquellos cimientos vinieron dos décadas marcadas, sobre todo, por el éxito. Dos de las cuatro Champions del club han venido de Londres. La próxima temporada la final vuelve a ser en Wembley. Al Barça le encantaría regresar a su tierra prometida.

Fuente: La Vanguardia

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