miércoles, 31 de agosto de 2011

Investigación y ciencia (agosto 2011)


El creacionismo deja huella (Rubén Ezquerra Miquel):

Desde comienzos del siglo XX, la interpretación literal de la Biblia se halla bien implantada en los medios evangelistas estadounidenses. A partir de finales de los años sesenta, los adeptos a esta doctrina labraron la credibilidad de la misma mediante reinterpretaciones (erróneas) de datos científicos. Su objetivo: fundar in "creacionismo científico". Hoy en día, todas las ciencias que hacen referencia a un origen o evolución de la Tierra (geología), el universo (astronomía y astrofísica) o la vida (biología y paleontología) conocen corrientes creacionistas.

Además de rechazar la teoría de la evolución, los creacionistas "científicos" literalistas defienden dos convicciones con implicaciones paleontológicas: que los dinosaurios fueron contemporáneos de los hombres y que la mayoría de aquellos desaparecieron en el Diluvio universal. Para demostrarlas, acomodan a su favor datos científicos, que quedan así integrados en su doctrina y originan interpretaciones erróneas. Veamos algunos ejemplos.

Para justificar que los humanos fueron coetáneos de los dinosaurios, los creacionistas afirman que unas huellas fósiles de forma estrecha y alargada encontradas al lado de unas huellas de dinosaurio ubicadas en el río Paluxy cerca de Glen Rose (Texas), pertenecen a pies humanos. En realidad, esas icnitas elongadas, bien conocidas entre paleoicnólogos, corresponden a la impresión del metatarso de los autópodos posteriores de un dinosaurio.

Otro ejemplo atañe a dos conjuntos de icnitas: uno hallado en la localidad riojana de Enciso y otro en Saint George, en el estado de Utah. Según los estudios paleontológicos, estas huellas demuestran que ciertos dinosaurios terópodos no avianos nadaban de forma eficaz. Además, se sabe que los dinosaurios que las imprimieron no fueron contemporáneos, puesto que las primeras pertenecen al Cretácico inferior (hace unos 125 millones de años) y las segundas al Jurásico inferior (hace unos 180 millones de años).

Este tipo de reinterpretaciones pseudocientíficas no son más que tentativas de rechazo de la teoría de la evolución formulada por Charles Darwin. Desde el punto de vista científico, la evolución es innegable. No existe, por tanto, debate intelectual posible entre científicos y creacionistas. Pero resulta difícil ignorara a esto últimos, dada la proliferación, sobre todo en EE.UU., de sus institutos de "investigación". Entre ellos destacan la Sociedad de Investigación sobre la Creación (Creation Research Society), el Instituto para la Investigación de la Creación (Institute for Creation Research) y la organización Respuestas en el génesis (Answers in Genesis), muy activa en Internet.

Ante los movimientos creacionistas, la ciencia debe continuar defendiéndose a través de la divulgación de sus avances y de una enseñanza que promueva los fundamentos del método científico. Sólo la acción conjunta de una legislación que preserve la laicidad y una comunicación plural que permita transmitir libremente el conocimiento humano impelerá nuestra evolución cultural.

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